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@ 2022 José Víctor Segura
Sería iluso pensar que con un puñado de instantáneas puedes reflejar el paisaje, costumbres, cultura o personas de cualquier país oriental. Por otro lado, al llegar a Japón, el impacto visual y sensorial fue para mí más fuerte de lo esperado. Y aquí es donde comienza todo: el hilo invisible que une cada hecho, cada acción, cada paso y cada imagen que voy encontrando en un país que se va abriendo ante mis ojos. Ahí también nace la necesidad de compartir y enviar lo que voy descubriendo y que, en conjunto, va formando una especie de diario visual de viaje.
Posiblemente en Japón, una cámara pase más desapercibida que en cualquier otro lugar del mundo y además, por discreción y agilidad, estas fotografías fueron tomadas con una cámara de bolsillo y un teléfono móvil, usando un objetivo muy corto. Así que irremediablemente me encontraba muy cerca o dentro del escenario de cada una de ellas, pero ejerciendo una interacción mínima.
Cada fotografía pretende contar una historia por sí misma y la mayoría responde a impulsos justificados por el contraste de culturas, de colores, incluso de olores. Algunos de estos retratos han sido ‘pactados’ con un breve gesto de complicidad y resueltos en el instante y lugar, pero la mayoría son escenas encontradas, de ninguna manera fueron preparadas.
Una vez finalizado el viaje, al volver a ver las imágenes y seleccionar algunas de ellas, se inicia otro viaje más íntimo, más introspectivo y personal. Es cuando percibo matices, miradas y detalles que en su momento no sentí de la misma manera. Y, sobre todo, me planteo el por qué llamaron mi atención y descubro mi propia forma de mirar al ser humano y a su entorno más cercano.
j.v.s.